Conocemos la musicoterapia como aquella actividad en la cual mediante los elementos musicales (ritmo, melodía, armonía y sonido) se promueven una serie de capacidades como la comunicación, las relaciones, el aprendizaje, etc. para satisfacer las necesidades físicas, sociales o cognitivas de una o más personas.
Ya en el año 1995, Lacarcel Moreno J. afirmaba que “la aplicación de la musicoterapia constata que muchos niños han mejorado considerablemente las condiciones asociadas a su discapacidad”.
Sorprendentemente, personas afectadas por Alzheimer u otras demencias asociadas a la edad son capaces de recordar canciones de su época. Diversos estudios han demostrado que aplicar las técnicas de la musicoterapia tiene grandes beneficios en las personas con discapacidad: se mejora el estado emocional, estimula el uso del lenguaje (ya sea oral o visual), mejora la capacidad de concentración.
Mediante los instrumentos de percusión, se ejercitan habilidades motrices, combinándolas con la expresión gestual y la participación en grupo. Es el grupo de instrumentos más recomendados para comenzar este tipo de actividades con personas que tienen alguna discapacidad, por su sencillez de uso.
El hecho de que las personas con discapacidad puedan producir música en vivo con sus compañeros, bien sea cantando o tocando instrumentos, fomenta el trabajo en grupo y la participación activa de todos sus miembros. Dado que las personas con discapacidad en muchas ocasiones se sienten excluidas del grupo, realizar este tipo de actividades les hará sentirse parte integrante del mismo, lo que nos lleva también a pensar que mejora la motivación.
La música puede convertirse en un elemento de expresión para las personas que tienen mermadas las facultades mentales, como por ejemplo aquellas con trastornos del espectro autista, y también está demostrado que les ayuda a aliviar el estrés y la frustración.
En definitiva, aunque la musicoterapia está indicada para cualquier persona, sea o no discapacitada, es muy efectiva para los que tienen unas necesidades especiales.
“Cuando las palabras fracasan, la música habla”.