A punto de finalizar la temporada de incendios forestales en España, recordamos que la intencionalidad y el abandono rural son causas habituales de esta catástrofe.
Casi mil kilómetros separan las localidades de Genalguacil y Ribas del Sil, epicentros de los recientes incendios forestales sufridos en las comarcas de Sierra Bermeja (Málaga) y Ribeira Sacra (Lugo). Sin embargo, hay un factor que “acerca” a estas zonas calcinadas por el fuego durante el mes de septiembre: es la mano del hombre.
En el caso de Sierra Bermeja, las investigaciones del Seprona y de la Fiscalía de Medio Ambiente apuntan a la intencionalidad de este incendio al constatar la coexistencia de varios focos iniciales y cercanos a una carretera poco transitada. En Ribeira Sacra, es el conselleiro de Medio Rural, José González, quien califica la catástrofe como claramente intencionada por la misma razón: la aparición de varios focos simultáneos.
En ambos casos, la aparición de las lluvias de septiembre ha contribuido a aplacar la voracidad del fuego, pero el balance tras varios días de acción es desolador. Especialmente en Sierra Bermeja, con 10.000 hectáreas calcinadas.
Pero, ¿qué otros factores humanos, además de la intencionalidad, abonan el terreno a los incendios forestales?, ¿y por qué Galicia, en particular, arde cada verano? Analicémoslo desde el rigor de una tesis doctoral.
Una tesis doctoral que aboga por la prevención ante el abandono.
En anteriores ocasiones hemos puesto en valor la tesis doctoral, sobresaliente cum laude, “Variables socioeconómicas relacionadas con la vulnerabilidad y su efecto sobre las características de los incendios forestales en Galicia” de Jaime de Diego Abad, con la supervisión de los profesores Mercedes Fernández y Antonio Rúa Dónde.
Se trata de una investigación desarrollada en la Cátedra de Catástrofes, del Instituto Universitario de Estudios sobre Migraciones, conjuntamente con Fundación AON España, y que apunta al origen humano del 96% de los incendios forestales en Galicia, no tanto por la intencionalidad de los mismos como por el envejecimiento y abandono rural.
Este abandono provoca un crecimiento desordenado de la vegetación, generando una gran biomasa forestal que en verano se seca. La aparición de cualquier chispa, unida a la acción de los vientos fuertes del Atlántico, conforman “la tormenta perfecta” y explican por qué Galicia concentra más del 50% de los incendios forestales en España.
Por último, recordamos otro factor que afecta a nivel global a este tipo de catástrofes y al que ya hemos apuntado anteriormente. Hablamos del cambio climático, que agrava las sequías y está provocando una tipología de incendios cada vez más voraces y difíciles de controlar.
Una vez más, desde Fundación Aon España apelamos a la prevención y a la concienciación como pilares de una sólida estrategia antiincendios que cale en la sociedad y tenga efecto.