En los últimos años, en muchas ciudades de nuestro país, se han puesto muy de moda las bicicletas y los patinetes, llegando incluso a ser proporcionados por las administraciones locales para uso de los ciudadanos.
Es una manera ecológica y sana de movernos por la ciudad, eso nadie lo pone en duda, pero debemos tener en cuenta una serie de consideraciones para que la movilidad de unas personas no dificulte la movilidad de otras. Es el caso de personas con discapacidad que pueden encontrar en este tipo de elementos un peligro para su movilidad por la ciudad.
Gestos tan sencillos como utilizar los aparcamientos habilitados para patinetes y bicicletas, no dejándolos en medio de la acera, pueden ayudar a que las personas con movilidad reducida, discapacidad visual u otro tipo de discapacidades puedan sortearlos, con el fin de evitar accidentes. Si no existen estos aparcamientos, se recomienda estacionarlos en la parte externa de la acera. También es recomendable utilizar los carriles especialmente diseñados para estos elementos en vez de las aceras; incluso hay ayuntamientos que ya han puesto en marcha una normativa para ello.
Debemos tener en cuenta también a las personas con discapacidad auditiva, que debido al poco ruido que hacen tanto bicicletas como patinetes, pueden no escucharlos acercarse. Mantén para ello siempre una velocidad y una distancia prudente con el resto de los peatones.
Recuerda que, con las personas con diferentes capacidades, debemos ponernos en su lugar, no es su sitio. Respetar los aparcamientos destinados a personas con movilidad reducida e intentar no causar trastornos en la vía pública contribuye a una sociedad mejor, más justa e integradora.
En este aspecto, el Comité de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI) previene de la problemática que supone para las personas con discapacidad el mal uso y aparcamiento de los nuevos elementos de movilidad urbana, sean eléctricos o no, por la inseguridad y falta de accesibilidad que generan en la vía.
